miércoles, 20 de junio de 2007

Warrior of the Light

- En la playa que hay al este de la aldea, existe una isla con un gigantesco templo lleno de campanas - dijo la mujer.

El niño reparó en que ella vestía ropas extrañas y llevaba un velo cubriendo sus cabellos. Nunca la había visto antes.

-Tú ya la conoces? - pregunto ella-. Ve allí y cuéntame que te parece.

Seducido por la belleza de la mujer, el niño fue hasta el lugar indicado. Se sentó en la arena y comtemplo el horizonte, pero no vio nada diferente de lo que estaba acostumbrado a ver: el cielo azul y el océano.

Decepcionado caminó hasta un pueblecito de pescadores vecino, y preguntó sobre una isla con un templo.

-Ah, eso fue hace mucho tiempo en la época que mis bisabuelos vivían aquí - dijo un viejo pescador -. Hubo un terremoto y la isla se hundió en el mar. Sin embargo aun cuando ya no podemos ver la isla, todavía escuchamos las campanas de su templo cuando el mar las agita en su fondo.
El niño regresó a la playa e intentó oír las campanas. Pasó la tarde entera allí, pero sólo consiguió oír el ruido de las olas y el canto de las gaviotas.
Cuando la noche llegó, sus padres vinieron a buscarlo. A la mañana siguiente él volvió a la playa; no podía creer que una bella mujer pudiese contar mentiras. Si algún día ella regresaba, él podía decirle que no había visto la isla, pero que había escuchado las campanas del templo que el movimiento del agua hacía que sonasen.

Así pasaron varios meses; la mujer no regresó, y el chico la olvidó; ahora estaba convencido de que tenía que descubrir las riquezas y tesoros del templo sumergido. Si escuchaba las campanas sabría su localización y podría rescatar el tesoro allí escondido.
Ya no se interesaba más por la escuela ni por su grupo de amigos. Se transformó en el objeto de burla preferido por los otros niños, que acostumbraban decir: "Ya no es como nosotros, prefiere quedarse mirando el mar porque tiene miedo de perder en nuestros juegos"

Y todos se reían, viendo al niño sentado en la orilla de la playa.

Aun cuando no pudiese escuchar las campanas del templo, el niño iba aprendiendo cosas diferentes. Comenzó a percibir que, de tanto oír el ruido de las olas, ya no se dejaba distraer por ellas. Poco tiempo después, se acostumbró también al canto de las gaviotas, al zumbido de las abejas y al del viento golpeando en las hojas de las palmeras.

Seis meses después de su primera conversación con la mujer, el niño ya era capaz de no distraerse por ningún ruido, aunque seguía sin escuchar las campanas del templo sumergido.
Otros pescadores venían hablar con él y le insistían:
- Nosotros las oímos! - decían.
Pero el chico no lo conseguía.

Algún tiempo después los pesacadores cambiaron su actitud.
- Estás demasiado preocupado por el ruido de las campanas sumergidas; olvídate de ellas y vuelve a jugar con tus amigos. Puede ser que sólo los pescadores consigamos escucharlas.

Después de casi un año, el niño pensó: "Tal vez estos hombres tengan razón. Es mejor crecer, hacerme pescador y volver todas las mañanas a esta playa, porque he llegado a aficionarme a ella". Y pensó también: "Quizá todo esto sea una leyenda y, con el terremoto, las campanas se hayan roto y jámas vuelvan a tocar".

Aquella tarde, decidio volver a su casa.
Se aproximó al océano para despedirse. Contempló una vez más la Naturaleza y, como ya no estaba preocupado con las campanas, pudo sonreír con la belleza del canto de las gaviotas, el ruido del mar, el viento golpeando las hojas de las palmeras. Escuchó a lo lejos la voz de sus amigos jugando, y sintióse alegre por saber que pronto regresaría a sus juegos infantiles.
El niño estaba muy contento y - en la forma que sólo un niño sabe hacerlo - agradeció por estar vivo. Estaba seguro de queno había perdido su tiempo, pues había aprendido a contemplar y reverenciar la Naturaleza.

Entonces porque escuchaba al mar, las gaviotas, el viento en las hojas de las palmeras y las voces de sus amigos jugando, oyó también la primera campana.

Y después otra.
Y otra más, hasta que todas las campanas del templo tocaron, para su alegría.

Años después, siendo ya un hombre, regresó a la aldea y a la playa de su infancia. No pretendía rescatar ningún tesoro del mar; tal vez todo aquello había sido fruto de su imaginación, y jámas había escuchado las campanas sumergidas en una tarde perdida de su infancia. Aun así, decidió pasear un poco para oír el ruido del viento y el canto de las gaviotas.

Cuál no sería su sorpresa al ver, sentada en la arena, a la mujer que le había hablado de la isla con su templo. - Que hace usted aquí? - preguntó.

- Esperarte - respondió ella.

Él se fijó en que, aunque habían transcurrido muchos años, la mujer conservaba la misma apariencia: el velo que escondía sus cabellos no parecía descolorido por el tiempo.

Ella le ofrecio un cuaderno azul con las hojas en blanco.

- Escribe: un guerrero de la luz presta atención a los ojos de un niño. Porque ellos saben ver el mundo sin amargura. Cuando él desea saber si la persona que está a su lado es digna de confianza, procura verla como lo haría un niño.

-Qué es un guerrero de la luz?

- Tú lo sabes - respondió ella sonriendo-. Es aquel que es capaz de entender el milagro de la vida, luchar hasta el final por algo en lo que cree, y entonces, escuchar las campanas que el mar hace sonar en su lecho.

Él jámas se había creídoun guerrero de la luz. La mujer pareció adivinar su pensamiento.

- Todos son capaces de eso. Y nadie se considera un guerrero de la luz, aun cuando todos lo sean.
Él miró las páginas del cuaderno. La mujer sonrío de nuevo.
-Escribe sobre el guerrero - le dijo...

2 comentarios:

εїз Vane εїз dijo...

He desaparecido un poco por estos rumbos, y la única razón es porque me encuentro en examenes finales, estres, presión, ahhh! ya quiero terminar, sin embargo eso será hasta el mes de julio... me he dado una escapadita para dejar una notita por aquí...

Y bueno en medio de este caos me he animado a dejar esta entradita gracias a la noticia de una personita que me ha iluminado, y que se relaciona mucho con lo escrito, siempre llega en el momento justo, con las palabras justas cuando comienzo a desesperarme jejeje... Gracias :)

Saludines a todos, besos y abrazos!!

bruixot dijo...

Pues que mejor retorno con este precioso relato. Espero que los exámenes finales vayan bien...sólo debes tener fe en ello y al final verás como todo da resultado. De igual modo que se escucha el sonido de las campanas, también tú aprobarás. Ten fe

Un besito